Las respiraciones profundas sirven para calmar tu sistema nervioso y balancear los sistemas de tu cuerpo.
PRIMER PASO.
Respira lento y profundo por la nariz. Deja que tu estómago se suavice, dándole espacio a tus pulmones para que se expandan plenamente mientras que inhalas. Pon las manos sobre tu abdomen y siente cómo crece cuando tus pulmones se llenan de aire.
Si quieres puedes cerrar los ojos. La meta es permitir que tu abdomen se sienta suave y expansivo.
SEGUNDO PASO.
Exhala lentamente por la boca. Concéntrate en cómo te sientes cuando sueltas el aire. Siente cómo se relajan los músculos de la espalda, las piernas, el cuello y el resto del cuerpo.
TERCER PASO.
Vuelve a hacerlo hasta que tengas una sensación de calma y estés listo para regresar a tu día.
Respira profundo con el estómago no sólo es una buena idea; también tiene su ciencia.
¡Felicidades!
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